Hoy por fin he recibido mi pedido de semillas para el ejercicio 2007. Lo de por fin es un decir porque ha sido uno de los pedidos vía Internet más rápidos de la historia. Lo pedí tal que el día 26 y antes de ayer 30 ya lo tenía en casa.
El gabacho que me lo manda tiene una empresa con un nombre bien cachondo La granja de Santa Marta cualquiera le explica al tipo aquello de Santa Marta tiene tren pero no tiene tranvía.
Lo bueno del caso es que se dedican casi en exclusiva a semillas de agricultura biológica que, en conjunción con los lodos radiactivos de mi huerto urbano, pueden ser la bomba. Además, y ya en serio, tienen una gran variedad de semillas de cada especie sobre todo de variedades antiguas o exóticas que ni por asomo puedes encontrar en los círculos habituales en España.
Sobre todo me he comprado de tomates: Príncipe Borghese, miel de Méjico, tomate ciruela negro, tomate ruso y negro ruso (en mi casa lo ruso/soviético tiene mucho predicamento) y además dos novedades calabacines redondos de Niza y tupinambos.
Los calabacines vienen a sustituir a otras semillas que me mandaron el año pasado de Buenos Aires y que resultaron ser calabazas pequeñas (zapallitos) cuando yo lo que quería eran calabacines para rellenarlos de bacalao ajoarriero.
Y los tupinambos, que venían manchados hasta de barro, es un vegetal que tengo muchas ganas de probar, por estar harto de ver recetas francesas con él, pero que aquí es impensable. Se consume como la patata pero el sabor no sabría decir cómo es porque lo probé (primera y última vez) en crema (crème de tupinanbour) a primeros del año pasado en París, pero me supo más a nata/mantequilla/queso que a otra cosa.
Lo curioso del caso es que mi madre ha tenido toda la vida tupinambos en las jardineras de casa, y ahora están en el patio de la casa del pueblo, pero cuando por fin localicé qué planta era ese dichoso tupinanbour -en castellano Tupinambo, Tupinambos, Pataca, Aguaturma, Alcachofa de Jerusalén, Criadilla de agua, Castaña de tierra, Marenquera, Ajipa, Batata de caña, Batata tupinamba, Papa de caña- y me di cuenta que eran las margaritas amarillas de mi madre, también me acordé de los tratamientos químicos a que es aficionada y me dio bastante grima comerme eso. Así que pedidos al francés, 20 bulbos rojos y amarillos, espero que los vecinos no me confundan.