Aquí estoy, aprovechando todos los subproductos del huerto. En esta ocasión tomates verdes porque las zanahorias no son mías. No sé si quedarán buenos pero por lo menos sí que estarán pintones en la estantería de la cocina ¿a que sí?
Los tomates -ya los visteis en un post de hace unos días- proceden de mis tomateras urbanas y son todos los que están a estas alturas en las matas y que, lamentablemente, ya no van a madurar y las zanahorias son nantesas corrientes, compradas en un súper.
El procedimiento es relativamente sencillo. Se hace una salmuera con agua y sal corriente. La proporción es de 100 gr. de sal por litro de agua y se mete toda la verdura, limpia y escogida, durante de 12 a 24 horas, yo las tuve 24. A las zanahorias, después de bien lavadas y cepilladas -no las pelé- les quité las puntas y a los tomates les hice un pequeño corte en forma de cruz.
Transcurrido ese tiempo se saca todo de la salmuera y se enjuaga bien, hay que evitar el uso de recipientes que no sean de acero inoxidable o esmaltados sin golpes o de cristal, se cortan las zanahorias y se rellenan los botes.
Se prepara una disolución de vinagre y sal (20 gr. de sal por litro de vinagre) y se rellenan los botes y a cerrar. Hay quien le pone el vinagre hirviendo, yo no lo hice. Se deben usar vinagres de buena graduación -6 o 7º- y también es buena costumbre, al cabo de una semana de tener el encurtido embotado quitarle el líquido y hervirlo -el líquido: vinagre+sal-. El motivo es que en contacto con la verdura el vinagre se rebaja por causa del agua que está intercambiando con los tomates, zanahorias, etc. Al hervirlo evaporas el agua y vuelves a concentrar la salmuera que después completas con vinagre nuevo.
El frasco de la izquierda no tiene nada más que lo dicho. El de la derecha tiene una cucharada de semillas de cilantro y otra de eneldo, además le metí una guindilla.
Estas conservas no hace falta esterilizarlas, ni, si no quieres, conservarlas en frío. Supuestamente están listas en un mes.
Ahora estoy leyendo Brooklyn Follies de Paul Auster que tenía arrumbado desde este verano. Paul Auster no me gusta mucho, no sé porqué pero siempre me acaba costando un montón terminar. Ésta me la lleve el sábado para hacer tiempo mientras esperaba que saliera mi hijo de un cumple -por cierto la mamá del niño del cumple estaba buenísima, aunque vive un poco lejos- y casi me la liquidé -la novela- en la tarde.
Va de un jubilado con cáncer, un intelectual gordo y un falsificador homosexual y está muy bien, muy recomendable.
Ya os contaré cómo salieron los tomates.
Salud.
tiene buena pinta, espero q los tomates salgan buenos , besos
ResponderEliminarEn casa siempre hemos hecho algo parecido con los tomates verdes, los metíamos en vinagre, pero sólo vinagre. También pimientos.
ResponderEliminarHe comprado el librito de marras. Todios lee al Auster y tenía curiosidad por ver si a mí también me engancha.