Ayer compré este libro a las cuatro y media; a las cinco llegue a casa; a las cinco y cinco me puse a leerlo, a y media le puse la merienda al gañán de mi hijo; a las siete terminé de leerlo (+/- 100 págs.; a las siete y diez me planché dos lavadoras de ropa y no necesité echarle ni una gota de agua a la plancha de lo que lloré.
Lo compré para regalárselo a A (la de las magdalenas) que le hace gracia que la gente de 50 se haya podido enrollar en la Facultad con su actual pareja ¡cómo si lo de tirarte a las tías de tu clase hubiera empezado en 1990! o que le produce una mezcla de risita histérica y vergüenza de colegiala contar que sus abuelos [los de ella] se lo hacían pasados los setenta –no sé qué tendrás pensado para ti, pero para mí quisiera lo de tus abuelos.
Me impresionó mucho el suicidio de André Gorz y de su esposa, Dorine Keir –supongo que a ella la suicidaría él- el año pasado.
Gorz fue un eco-poli-socio-filósofo francés (judío austriaco) bastante famoso y, en años, con mucha proyección pública y con repercusión sobre los planteamientos del ecologismo radical desde los años 70 del XX. Esto sólo lo escribo, el post va de sentimientos y no de ecosocialismo, para dejar dicho que el man, en absoluto tiene el más mínimo resquicio de lirismo en su prosa ….. es más bien un tostón de pensador al estilo de Sartre, Althusser, Marcuse o, más recientemente Touraine.
Ya sé que las etiquetas de instrucciones de limpieza en seco de mis chaquetas las lee más gente que este blog, pero no se trata de polemizar con el párrafo anterior; está escrito sólo con fines retóricos.
Ella, la D. del título, tenía, mezclada con un cáncer, una especie de esclerosis que, ayer me enteré, le había producido un contraste inyectado para hacerle radiografías de columna.
Tenían por encima de los ochenta años cuando se mataron;ni el más pintado podría acusarles de rehuir el sufrimiento que Nuestro Señor sufrió en la Cruz por nuestra salvación, con la cobardía de la muerte asistida o el suicidio.
Nada de esto sale en el libro, ninguna emoción fuera de tono o que te asuste….eso es precisamente lo inquietante del texto.
Es sólo una carta donde hace un repaso muy sereno a sus motivaciones para vivir con ella y para estar con ella después de más de 50 años -59 años.
Para, después de ese tiempo, –ella 82 años y postrada- pensar que el vacío que siente en el corazón –porque sigue enamorado o se ha vuelto a enamorar [de ella] ¿alguien se acuerda o siente todavía esa sensación? ¡qué envidia!- sólo puede calmarlo abrazado a ella. Y, sobre todo, porque la sigue encontrando bella, graciosa y deseable [sic]….después de tanto tiempo, añado yo.
No es ni mucho menos un libro vibrante. Es el texto que cabría esperar de uno de los editorialistas de Le nouvel observateur lo cual es un arma de doble filo porque abordar el motor de 60 años de amor –en sus palabras- desde la racionalidad más absoluta me resulta a la vez demoledor y esperanzador: ¡y….bueno, querida A parece ser que hay vida después de los 40!
"Acabas de cumplir 82 años. Sigues siendo tan bella, graciosa y deseable como cuando te conocí. Hace cincuenta años que vivimos juntos; y te amo más que nunca. Hace días te dije que había vuelto a enamorarme de ti. Y tu vida desbordante me hace feliz, abrazando tu cuerpo contra el mío"
Me voy a seguir haciendo pan.
Lo compré para regalárselo a A (la de las magdalenas) que le hace gracia que la gente de 50 se haya podido enrollar en la Facultad con su actual pareja ¡cómo si lo de tirarte a las tías de tu clase hubiera empezado en 1990! o que le produce una mezcla de risita histérica y vergüenza de colegiala contar que sus abuelos [los de ella] se lo hacían pasados los setenta –no sé qué tendrás pensado para ti, pero para mí quisiera lo de tus abuelos.
Me impresionó mucho el suicidio de André Gorz y de su esposa, Dorine Keir –supongo que a ella la suicidaría él- el año pasado.
Gorz fue un eco-poli-socio-filósofo francés (judío austriaco) bastante famoso y, en años, con mucha proyección pública y con repercusión sobre los planteamientos del ecologismo radical desde los años 70 del XX. Esto sólo lo escribo, el post va de sentimientos y no de ecosocialismo, para dejar dicho que el man, en absoluto tiene el más mínimo resquicio de lirismo en su prosa ….. es más bien un tostón de pensador al estilo de Sartre, Althusser, Marcuse o, más recientemente Touraine.
Ya sé que las etiquetas de instrucciones de limpieza en seco de mis chaquetas las lee más gente que este blog, pero no se trata de polemizar con el párrafo anterior; está escrito sólo con fines retóricos.
Ella, la D. del título, tenía, mezclada con un cáncer, una especie de esclerosis que, ayer me enteré, le había producido un contraste inyectado para hacerle radiografías de columna.
Tenían por encima de los ochenta años cuando se mataron;
Nada de esto sale en el libro, ninguna emoción fuera de tono o que te asuste….eso es precisamente lo inquietante del texto.
Es sólo una carta donde hace un repaso muy sereno a sus motivaciones para vivir con ella y para estar con ella después de más de 50 años -59 años.
Para, después de ese tiempo, –ella 82 años y postrada- pensar que el vacío que siente en el corazón –porque sigue enamorado o se ha vuelto a enamorar [de ella] ¿alguien se acuerda o siente todavía esa sensación? ¡qué envidia!- sólo puede calmarlo abrazado a ella. Y, sobre todo, porque la sigue encontrando bella, graciosa y deseable [sic]….después de tanto tiempo, añado yo.
No es ni mucho menos un libro vibrante. Es el texto que cabría esperar de uno de los editorialistas de Le nouvel observateur lo cual es un arma de doble filo porque abordar el motor de 60 años de amor –en sus palabras- desde la racionalidad más absoluta me resulta a la vez demoledor y esperanzador: ¡y….bueno, querida A parece ser que hay vida después de los 40!
"Acabas de cumplir 82 años. Sigues siendo tan bella, graciosa y deseable como cuando te conocí. Hace cincuenta años que vivimos juntos; y te amo más que nunca. Hace días te dije que había vuelto a enamorarme de ti. Y tu vida desbordante me hace feliz, abrazando tu cuerpo contra el mío"
Me voy a seguir haciendo pan.
Joé, sin aire.
ResponderEliminarNo cuezas nunca las lentejas en olla, las descojonas y no te sirven para nada.
ResponderEliminarDespués de una noche de remojo las echaras en una cazuela normal en agua fría y las cueces en compañía de media cebolla y un pimiento durante hora y media a fuego lento.
Te quedarán consistentes y deliciosas.
Saludos.
Amor eterno y lentejas consistentes.., es pot demanar més?
ResponderEliminarquiero irme a casa...
Petons
Haciendo los deberes 1.0 ^_^
ResponderEliminarRespondiendo a tus peticiones, he mirado en mi agregador a las 11:39 y he visto que tenías un nuevo post publicado. En bloggines indica esto: "Elemento Actualizado: Mie, Jun 18 2008 9:19 AM"
Si necesitas más info ya sabes donde estoy ; )
Por eso yo no plancho, porque acabo llorando ;-)
ResponderEliminarjoder mar!! yo aquí todo compungido y tu haciendo coña
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